La Universidad de Málaga ha decidido poner freno a la picaresca que a diario se cuela en las cafeterías de sus centros. Los estudiantes tienen que dejar constancia de su nombre , DNI y firma en un libro para beneficiarse de los descuentos acordados para este colectivo en los menús básicos. Sin embargo, no siempre los comensales pertenecen a la comunidad universitaria y sus datos son reales.
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