Su entusiasmo al mirar hacia atrás, a un pasado remoto, le llevó a un feliz matrimonio con los fósiles de una clase extinta: los Trilobites. Pero mirar hacia delante, a un futuro inmediato, no le provoca ninguna emoción positiva, sino que más bien le quita la ilusión. El naturalista optimista, ante esta perspectiva, se vuelve pesimista antropológico. Y este pesimismo se ve agudizado al contemplar la naturalidad con la que caminamos hacia un posible abismo.
|
etiquetas: ciencia , evolución