El Principado de Asturias, antiguo modelo de ecoturismo, donde la naturaleza era su principal bandera económica, está empezando a sufrir un grave proceso de ceguera ambiental. Sin estudios serios ni valoraciones sosegadas, sus responsables políticos parecen empeñados en solucionar los problemas de gestión a la vieja usanza, a tiro limpio. La asociación de pescadores El Esmerillón, que ahora piden matar nutrias y garzas reales en los ríos para salvaguardar la población asturiana de truchas. No se les ocurre pedir que haya menos pescadores.
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