La fallecida, de 88 años, vivía con su marido y sus dos hijos, los únicos a los que el animal permitía acercarse. Llevaba mucho tiempo en silla de ruedas y ella y el mastín eran inseparables. "Non é que fora agresivo co resto, pero volvíase tolo se alguén intentaba entrar na vivenda", indicaba otro de los testigos.El animal, un mastín que siempre acompañaba a la mujer fallecida, mantuvo durante al menos tres horas el paso cortado a la vivienda, lo que obligó al médico y a los trabajadores de la funeraria a posponer la certificación de la muerte
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