Un trágico suceso tuvo lugar el pasado lunes 17 de febrero en Peille, en los Alpes Marítimos (sureste de Francia), cuando Sandrine Bérard, vecina de la región, presenció el ataque a su mascota, Aslan, un perro lobo checoslovaco.
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He aquí la impunidad de gente con escopetas. La amenaza era ilegal. Ahora sigo repasando el texto.
"Según el testimonio de la Oficina Francesa para la Biodiversidad, un tercio de las denuncias corresponden a disparos contra animales domésticos.
Sandrine declaró que solía visitar la zona semanalmente con sus perros, excepto la temporada de caza. “No había ninguna señal que advirtiera de la actividad de caza en las inmediaciones”, reclamó la dueña."
O sea, que los cazadores se han adueñado del campo a temporada completa, la ley se la pasan por los sobacos. La ley es para los pringados, que ellos van armados.