La gente, en períodos de crisis, tiende a reducir sus gastos e intentar alargar sus ahorros el máximo de tiempo. La medida es, dentro de una lógica primaria, sensata. Para el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, es una estupidez. Hay que gastar como de costumbre siempre que la costumbre no esté basada en caprichos.
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