Entre los rasgos de la profesión más detestados por la opinión pública destaca la vulneración de la intimidad practicada por muchos periodistas del corazón,seguida por la falta de objetividad y la manipulación, así como la politización y el partidismo de determinadas informaciones. El excesivo sensacionalismo de determinados espacios y el interés por asuntos de escaso interés para la audiencia son otros de los rasgos que menos gustan a los ciudadanos.
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