"El director decapitado fue en su día la mano derecha de Caño, con lo cual hay en el fondo una continuidad. No se pueden esperar grandes cambios porque la línea ya está muy escorada a la derecha y a la supeditación ante el poder financiero. Pero se acentuará aún más y sobre todo se molestará menos a Rajoy, cuyo Gobierno es clave para que el grupo trate de recuperar algo de salud financiera"
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