La empresa de edición cinematográfica Tokyo Laboratory se enfrenta a una crisis: cuando cierre sus puertas en noviembre, sus numerosos masters de anime no reclamados serán destruidos, con lo que miles de animes clásicos se perderán para siempre. Ahora que el cierre es inminente, la única cuestión que queda por resolver es cómo preservar su extensa biblioteca de anime. Más que un simple material, el archivo es un registro tangible de la historia de la producción: perderlo todo sería una gran pérdida histórica y cultural
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