Sunny Wong, de la Univ. de California, manipuló genéticamente a ratones para que expresasen cáncer humano en los folículos del pelo. Entonces produjo un pequeño corte a alguno de ellos, sin tocar al resto. Sólo los ratones con heridas desarrollaron tumores: las células cancerígenas de los folículos migraron a la herida, y los tumores se formaron a su alrededor. Según Wong, las células cancerígenas se mantienen dormidas hasta que algo las activa, como radiación o, como en este caso, una herida.
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