Hace ya meses que le dieron a Bin Laden el entierro de Boromir y uno podría pensar que, muerto el perro se acabó la rabia. Yo creía que, eliminada la cabeza pensante del grupo de terroristas malvados que secuestraba aviones confundiéndolos con Angry Birds, ya no hay por qué seguir metiendo el dedo en el culo a cientos de miles de pasajeros cada día. Pues no.
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