Comprar suelo agrícola y poder luego edificar en él es el negocio más lucrativo de la construcción. Eso consiguieron dos ingenieros de Abanilla, una población murciana de 6.600 habitantes, cuando compraron una finca tan grande como 36 campos de fútbol. El terreno era un secarral agrícola. La normativa del pueblo dictaba que allí no se podía construir. El pelotazo no podía fallar, porque ellos mismos estaban dentro del ayuntamiento que lo aprobaría y lo recalificaron, suelo para albergar a 123.000 personas.
|
etiquetas: pelotazo , corrupción , murcia , albanilla , construcción