Mucho más invisibles que los gays, las lesbianas parecieron resurgir de su armario de doble fondo en el estreno de la última película de Julio Medem, una Habitación en Roma convenientemente publicitada con el reclamo del sexo explícito entre dos mujeres. A juzgar por el aforo de la sala, la estrategia sólo ha surtido efecto entre homosexuales femeninas. Ni hombres heteros atraídos por suntuosas mujeres en bolas ni gays sensibilizados con la causa rosa. Esto no es Brokeback mountain ni A single man. Aquí estamos ante algo con menor repercusión.
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