Si este año te da por bucear en el puerto del Musel (Gijón) y te encuentras con un bicho metálico de un metro y medio de largo, con aspecto de carpa robótica. ¡Tranquilo! No estás alucinando. Todo forma parte de un proyecto de control de polución financiado por la Unión Europea y por la empresa BMT, llamado SHOAL.
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