Se dice de Edison que tuvo que hacer muchos intentos antes de conseguir crear una bombilla que funcionara, y que él decía que cada uno de esos intentos no era un fracaso, sino que era un descubrimiento sobre cómo no debía de hacerse. Ya saben, otra forma de decir aquello de que unas veces se gana y otras se aprende. El hombre del que les voy a hablar hoy, Paul Ehrlich, cumple también esta máxima, como veremos. Y la cumplió nada menos que 605 veces, ya que tuvo éxito a la siguiente, a la 606.
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