Cuando pensamos en un coche, tendemos a pensar en el precio de compra del mismo como un gasto único… Y luego, cuanto más lo utilicemos, ¡más lo amortizamos! Sí, sí, hay que pagar gasolina (¡Que cara está!), seguros (vivan los compradores) y esas cosas pero seguro que es más caro el taxi, ¿no?
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