Cuando el gobierno se distrae ocupándose de dar más vueltas de tuerca a la laicización del estado, en ahondar en la memoria histórica, etc., cuestiones aplazables que no son prioritarias ni urgentes para los españoles, debería darse cuenta de que si no afrontamos ya la crisis, hasta el más ateo va a buscar una iglesia para rezar y encender velas y que para muchas familias su vivienda puede acabar por formar parte de su memoria histórica. En este país, gobierne quien gobierne, nadie le quita la soberanía a la banca.
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