Hace ahora cuarenta años, Vigo se sumergió en el caos bajo un curioso lema: “Pases pro bus”. En octubre de 1980, estudiantes de toda la ciudad tomaron las calles provocando una oleada de disturbios y guerrilla callejera que dejó más de la mitad de los autobuses de Vitrasa apedreados o incendiados. La policía, que llegó a pedir refuerzos de antidisturbios desde León, ocupó los institutos. Y el curso caótico tuvo momentos de máxima tensión. Aquella revolución cumple ahora cuatro décadas.
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