Ghader Ghalamere, un refugiado kurdo en Suecia, evitó a último momento su deportación a Irán (de donde escapó en el 2012) al recibir un indulto sobre la hora justo antes de ser expulsado del país, gracias a que el resto de los pasajeros del avión se negara a abrocharse los cinturones de seguridad y evitara así que el vuelo despegara.
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