El pasajero de un vuelo a Vietnam llevaba todo el trayecto soportando los lloros del niño de la butaca aneja. Al aterrizar en el aeropuerto de Ho Chi Minh, la madre del niño le pidió ayuda para desembarcar cuanto antes y el hombre no tuvo mejor idea que abrir la puerta de emergencia del avión, desplegando automáticamente la rampa inflable. Como consecuencia, el avión quedó inhabilitado para realizar el vuelo de vuelta y la aerolínea se vio obligada a conseguir otra nave para realizarlo. El repliegue de la rampa cuesta unos 8.000 euros.
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