Si hay algo que sabe la mayor parte de la gente sobre el gel de sílice, esa sustancia que nadie ve y que habita esos paquetitos blancos que hay en las cajas de zapatos, bolsos, componentes electrónicos o paquetes de comida asiática, es que se supone que no debes comerlo. ¿Qué pasa si lo comes? Nada. Es indigerible y sale más o menos como entró. El mayor riesgo (para las 39.000 personas que comen desecantes al año en EEUU) es que un niño o un adulto con problemas físicos se atragante con el paquetito blanco.
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