En principio, la respuesta a la pregunta del título sería lógica: “te la tritura”. Pero desde hace unos años, circula un vídeo de un operario que atraviesa el motor de un caza llevándose a casa unos rasguños y algún hueso roto. Del vídeo extraemos la primera conclusión: aunque sea un motor “pequeño”, succionaría nuestra mano y todo nuestro cuerpo. Bien, pues vamos a repasar el “viajecito” que se dio el mecánico por las tripas del avión.
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