Les indican que "uno murió de una pelea y los otros se escaparon" pero la autopsia desveló que le inyectaron un paralizante muscular (doloroso y barato). Los otros aparecieron después, también asesinados con ese veneno. Convocan una manifestación (2000 personas) y se cruzan con la alcaldesa que está rezando en la iglesia, le enseñan las fotos de sus perros y ésta responde con un manotazo. Después la policía carga contra el dueño (costilla rota) y termina detenido. Por "atentado y agresión" hoy uno de los dueños está en la cárcel del Puerto.
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