Con la nueva “Ley Mordaza”, pintar consignas en paredes e incluso escribir mensajes sobre el pavimento acarreará multas de cien mil pesetas. Puede sonar a tiempos pretéritos, pero esos 600 euros contemplados en la ley es a lo que se arriesga cualquiera que quiera pintar un corazón de tiza en la pared. Incluso mucho más, si dentro se atreve a injuriar a las instituciones públicas y privadas que nos gobiernan. Cuando oímos hablar del fenómeno de las pintadas callejeras, oímos hablar de inconformistas, inadaptados, antisociales, rebeldía juvenil,
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