Sucedió hace dos sábados en Guadalajara. El paratriatleta Daniel Molina, subcampeón del mundo, había salido a rodar como parte de su entrenamiento cuando un coche de autoescuela le cerraba el paso casi provocando su caída. La escasa velocidad a la que circulaba el ciclista le permtió disponer de tiempo para reaccionar, parar y alertar al profesor de que había estado a punto de atropellarle. Fue entonces cuando, según el propio Molina, el conductor se bajó del coche y empezó a proferir insultos como "todos los ciclistas deberían estar muertos".
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