Con distintos colgantes, los abusadores comunican si sus víctimas son niños, niñas o si simplemente apoyan la pedofilia, la atracción sexual primaria que siente un adulto por los niños o adolescentes y que se mantiene en el tiempo. Aunque parezca increíble, los abusadores de menores, lejos de sentirse avergonzados, toman su perturbación con orgullo y son tan capaces de defender sus acciones a través de la Web como de usar un colgante o un prendedor que los identifica.
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