Cuando el Edificio Windsor ardió el 12 de febrero de 2005, llevándose por delante las oficinas de la auditora Deloitte que tenía allí su sede, el fuego devoró una misteriosa auditoría realizada a la sociedad de valores FG Inversiones Bursátiles, solicitada por la Fiscalía Anticorrupción para esclarecer el pelotazo por el que Francisco González (FG) vendió su compañía a Merryll Lynch por 3.700 millones de pesetas en 1996 (unos 36,4 millones de euros ajustando la inflación). Meses después de la transacción, su aimigo personal y presidente del Gob
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