El reto no es fácil. Meter a Dios en los pucheros financieros de la Iglesia siempre ha resultado ser una operación de alto riesgo. El último que al parecer lo intentó, el italiano Ettore Gotti Tedeschi, amigo de Benedicto XVI y anterior presidente del IOR, fue despedido de forma abrupta por los poderes fuertes del Vaticano, quienes colocaron en su lugar al alemán Ernest von Freyberg.
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