Benedicto XVI denunció hoy que el hombre actual rechaza a Dios, que sólo se quiere a sí mismo y que está tan lleno de si que no le queda espacio alguno para Dios y que "por tanto tampoco le queda espacio para los pobres, los extranjeros, los prófugos, los emigrantes y los refugiados". El papa hizo estas observaciones ante varios miles de personas que asisten en la basílica de San Pedro del Vaticano a la Misa del Gallo, que este año, como en los últimos tres, se ha adelantado dos horas a la medianoche para no fatigar al Pontífice
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