Se trata de un joven pandillero que llegó al centro vía judicial tras haber propinado un navajazo a una persona que estuvo a punto de morir. "Era el líder de la banda y tenía mucho que demostrar -explica el director gerente de la Fundación Ilundáin, Patxi San Martín-, llegó aquí con una hostilidad impresionante, pero conseguimos reconducirlo e insertarlo en nuestros programas de formación". "Finalmente, en dos años y medio, obtuvo su título y actualmente está trabajando en una conocida empresa con un nivel de satisfacción muy alto".
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