(c&p) El edificio de Calatrava y su alto coste de mantenimiento y programación contrasta con la escasa actividad mantenida este año. La crisis lo sitúa como ejemplo de los años de delirio. Si como todos los analistas apuntan - y los ciudadanos contrastan - tras la crisis nada será como antes, el Palau de les Arts quedará en la retina como el mejor icono de los años de esplendor y delirio político y los intentos de querer ser lo que no se ha podido y aquello que ya nunca será.
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