Cuentan que el secretario de Transportes norteamericano se confesó “impresionado de poder viajar a 300 kilómetros por hora” cuando visitó España para conocer en persona nuestra Alta Velocidad, afirmando que el AVE era "el mejor del mundo". Lo que no le dijeron es que la tecnología es extranjera (trenes franceses o alemanes y catenaria italiana), que el dinero que lo financió es europeo y que solo la mano de obra es española. Tampoco le dijeron que el precio del billete no cubre el coste del servicio, pero que papá Estado corre con la cuenta.
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