Para la familia Rodríguez Estrada fueron aproximadamente nueve horas de angustia las que pasaron desde el instante en que se enteraron que Lobsang había sido secuestrado y el momento en que supieron que estaba muerto en la calle San Rafael de La Florida. "Yo soy un expresidiario, para mi la vida no tiene precio. paguen el rescate, porque si me denuncias te lo voy a mandar picado en pedacitos", son las palabras que Luis Rodríguez, padre de Lobsang, recuerda que le dijo en la primera llamada uno de los secuestradores.
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