Hemos pasado el verano de la historia, en el que todo iba cada vez a más y mejor, en el que la abundancia material fue la norma. Al principio fueron los microchips. Las fábricas de coches empezaron a parar algunos días. Después, la escasez de chips afectó a la PlayStation 5. Luego empezaron a escasear –y a aumentar de precio– muchos materiales de construcción: acero laminado, aluminio, cobre, cemento… Faltan recambios para algunos coches, o para bicicletas. Hay ordenadores e impresoras que han desaparecido del catálogo...
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