El consumidor que compra un producto financia (a través del precio pagado) su reciclaje cuando éste llegue al final de su vida útil, pagando desde los 30 céntimos (de un simple fluorescente) hasta los 17 euros de un frigorífico. Con ese montante, muchos fabricantes se ponen de acuerdo para crear un Sistema Integrado de Gestión (SIG). Los SIG deben ser fundaciones o asociaciones sin ánimo de lucro a las que nadie controla ... Como la SGAE!
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