Canarias es una región que recibe del resto de España, es decir, vía impuestos de los demás ciudadanos españoles, combustible fósil subvencionado en consideración a su situación extraperiférica. No me puedo imaginar nada más ridículo que la pretensión de seguir cobrando esas subvenciones a la vez que nos negamos a extraer el petróleo de nuestro subsuelo marino. Sobre todo porque el resto del estado, en un porcentaje altísimo que cubre casi su totalidad, se ve obligado a importarlo a precio de oro. Sería de una estupidez rayana en la locura.
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