Esta era la frase favorita de más de uno y de una cuando eran pequeños y le quitaban el sillón más cómodo de la casa a su señor padre en el mismo momento en que este se levantaba para ir al baño. Claro, que les servía de bien poco, porque cuando regresaba le bastaba al progenitor con darles una sonora colleja (¡no pegues a la criatura en la cabeza, hombre, que está estudiando!) para hacerles saber que el sillón era suyo.
|
etiquetas: dichos , origen , popular