En 1995, Robert Rubin era asistente especial para la Política Económica y el “hombre más listo del mundo”. El presidente Clinton le propuso un reto: ¿Cómo podía EEUU crecer año tras año, sin crear inflación, manteniendo la hegemonía del dólar, colocando su deuda en el mercado, aumentando la “riqueza” de las familias y evitar que China se convirtiera en la primera potencia mundial, todo ello al mismo tiempo?. Rubin encontró la solución: globalización y desregulación financiera.
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