La operación, bautizada como "Araña" (podrían haberla bautizado como Gestapo o Limpieza de Rojos de las Redes Sociales) es un sinfín de despropósitos. Desde el principio. Desde penar chistes sobre un asesino al que no se le debería hacer el más mínimo reconocimiento por respeto a las miles de víctimas de la dictadura sangrienta en la que él fue uno de sus mayores valedores. Porque claro, hay muertos de primera y muertos de segunda.
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