Va en serio. Un estudio reciente realizado por la Universidad de Ontario revela que la proporción entre el ancho y el alto de una cara está relacionada con el nivel de agresividad. Si tenemos una cara muy ancha, en plan hogaza de pan, pues somos posiblemente unos bestias. Si nuestra cara es afilada y etérea, entonces somos una persona sin duda de gran delicadeza y sensibilidad. Es un tema que tiene vinculación con la cantidad de testosterona que recibimos cuando estamos en el útero.
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