Al despegar, la carga valía cinco millones de dólares y al aterrizar 500. El mayor hallazgo en tesoros submarinos ha resultado ser no sólo el mayor expolio de la historia del patrimonio subacuático español, sino también (probablemente) el mayor engaño a una autoridad aduanera de su Real Majestad Británica. Además, según la edición en papel de El País (
www.elpais.com/static/misc/portada20070922.pdf)las 500.000 monedas eran españolas (escudos y reales de a ocho)