Cierto sector social anda escandalizado estos días por las manifestaciones de odio tras el accidente de la delegada del Gobierno en Madrid. Creo que el asunto merece una reflexión madura y realista. Por lo visto, hasta las expresiones de rabia, desesperanza u odio deben reprocharse a quienes sienten que les roban la vida, las ilusiones, la salud, la felicidad… suicídese, pero en su casa y sin ruido; proteste, pero pacíficamente; llore, pero en un rincón, sin molestarnos, que los sollozos nos incomodan; sufra, pero sin violencia, en silencio,
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