El hígado es el órgano interno más grande del cuerpo humano. Es necesario para cientos de procesos corporales, incluida la descomposición de toxinas como el alcohol. Y como es el primer órgano que entra en contacto con el alcohol que nos bebemos, no es de extrañar que sea el más susceptible a sus efectos. Sin embargo, no hay que olvidar que otros órganos, como el cerebro y el corazón, también pueden resultar dañados por el consumo excesivo de alcohol a largo plazo.
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