Animales, formas antropomórficas, signos geométricos… Las primeras representaciones comenzaron con los neandertales y prosiguieron con los humanos modernos, que ampliaron el arte rupestre en paredes de cuevas hasta el grabado de piedra, huesos y astas o la decoración de herramientas y armas. Uno de los periodos en que más florecieron estas expresiones iconográficas fue durante el Magdaleniense, que fue una de las últimas culturas del Paleolítico superior y se extendió por Francia, Suiza, Portugal, España y Alemania.
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