Parte del éxito en la consecución de objetivos pasa por garantizar que el VIH/Sida, la tuberculosis y la malaria dejen de ser una amenaza para el desarrollo socioeconómico de los países de rentas medias y bajas. Según cifras de las Organización Mundial de la Salud (OMS), a finales de 2008 había 33,4 millones de personas viviendo con VIH, de las cuales dos tercios están en el África subsahariana. Dos millones murieron, incluyendo 280.000 niños y niñas.
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