Ante unos 40 obispos que acudieron a la ceremonia y tres fieles procedentes de distintos lugares de España, el nuevo Obispo de Córdoba ha dejado claro el sesgo que piensa imprimir a su mandato. Su discurso se ha convertido en un alegato contra el aborto y el derecho a una muerte digna. Sin embargo, a la hora de abordar los graves problemas que acucian a la iglesia por escándalos sexuales y pederastia ha recomendado a los asistentes que no presten atención "a quienes sacan los trapos sucios de la Iglesia".
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