Pues bien, unos investigadores tejanos publicaron el año pasado un elegante estudio con animales de laboratorio que clarifica esta compleja relación entre bacterias, intestino y cerebro. Los científicos estudiaron una cepa de ratones en dos condiciones diferentes, en la primera a las hembras se les alimentaba con una dieta equilibrada en donde los recién nacidos se desarrollaban con normalidad desde el punto de vista cognitivo, relacionándose adecuadamente con sus congéneres. En estos ratones hijo, los investigadores analizaron el microbioma intestinal, el cual se consideró como normal (símbolos azules enmarcados por un círculo en el abdomen de ratones que se acicalan mutuamente, tal y como se indica en la siguiente figura).
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etiquetas: microbioma , obesidad , desarollo del feto , neurología
No recuerdo que artículo pasó por aquí que relacionaba la microbiota intestinal y ciertos comportamientos.
Pero claro, como dice el refrán: «a toro pasado todos son Manolete»