La Casa Blanca anunció un giro radical en la política de represión de las drogas mantenida durante décadas. La nueva estrategia dictada por la Administración de Obama da prioridad a la prevención y el tratamiento sobre la persecución penal, y pretende que al adicto se le considere un enfermo y no un delincuente. Por tanto, los delitos menores por tenencia de narcóticos no deben conducir a prisión. “La adicción a las drogas no es un fallo moral, sino una enfermedad mental que puede prevenirse y tratarse”, afirma el documento.
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