Haga la prueba este verano. Examine esas imágenes de Instagram en la que el usuario de turno nos presenta una naturaleza muerta de rodillas playeras, horizontes marítimos y el consabido libro entre sus manos. Compruebe cuánto ha avanzado. La ciencia no ha hablado, pero yo tengo una sospecha: quizá se trate de las primeras páginas de un volumen recién estrenado. En España se leen muchos prólogos pero pocos epílogos.
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