Un nuevo testigo, el doctor Frade, que en aquel momento era médico aprendiz, en la operación de Antonio Meño, quien se quedó en coma vigil hace 21 años por una presunta negligencia médica durante una rinoplastia, ha relatado que cuando la operación estaba a punto de terminar, el chico sufrió una alteración del ritmo cardiaco. El anestesista no estaba y se avisó a la enfermera auxiliar para que le llamara. A los minutos llegó. Le levantó los paños y comprobó que el tubo de anestesia a través del cual respiraba estaba desconectado.
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